Saltar al contenido

Parque natural del Estrecho

5 septiembre, 2022

Este Parque Natural marítimo-terrestre, ubicado entre el Atlántico y el Mediterráneo, cobija una enorme riqueza natural de gran peculiaridad. Marcado por las duras condiciones climáticas de la zona y el paso de civilizaciones desde tiempos recónditos, alberga una vegetación y fauna muy adaptadas y fruto de la convergencia de áreas naturales muy diferentes. Esta diversidad se refleja en un esencial recurso, el paisaje, encontrándose barrancos y plataformas de abrasión a un lado de Tarifa y playas areniscas por el otro; en el extremo oeste del Parque, desde Faro Camarinal se goza de hermosas vistas del mar y del litoral; tierra adentro, desde la Silla del Papa, se contemplan la campiña de la Janda y las sierras del sur de Cádiz.

Los vientos de levante y poniente juegan un papel esencial en la esencia de este espacio: han configurado el terreno, definido las sendas migratorias de las aves y construido dunas. El hombre ha sabido aprovechar su fuerza para producir energía limpia y hacer deportes como el surf en sus variaciones. En Tarifa, a nivel internacional famosa por windsurf, el viento ha logrado, entre otros muchos aspectos, frenar el urbanismo de sol y playa de la década de los setenta.

El visitante gozará de hermosas playas como la de Los Lances, amparada bajo la figura de protección de Rincón Natural, o la de Bolonia, cuya conocida duna ha sido declarada Monumento Natural. En estos médanos ribereños medran plantas adaptadas a la sequedad y el viento como el barrón, el enebro y la habitual camarina, que da nombre al faro de la zona. Alrededor existen pinos piñoneros, provenientes de la repoblación practicada en los años sesenta del pasado siglo para contener las dunas, así como un matorral de alto valor ecológico. Adentrándose en la sierra aparecen encinas, alcornoques y acebuches así como eucaliptos de repoblación. En los barrancos resaltan los hinojos marinos y por todos lados narcisos y genistas.

Mas las protagonistas del Parque son, indudablemente, las aves. Entre las residentes, las de mayor presencia son la cigüeña blanca, el halcón abejero, el milano negro y el buitre leonado. Asimismo es posible divisar águilas imperiales, elanios azules, alimoches, águilas perdiceras e inclusive halcones peregrinos. Esta riqueza ornitológica se multiplica con el paso de las aves migratorias, un espectáculo del que se puede gozar en la red de observatorios del Parque en diferentes temporadas del año.

Las aguas del Estrecho cobijan valores naturales fundamentales, por lo que en esta zona aún se generan descubrimientos de nuevas especies para la ciencia. Se han contabilizado más de mil novecientos especies de vegetación y fauna marina, siendo las más usuales e esenciales la tortuga boba, el delfín o la marsopa. En este sitio, ideal para el buceo, se goza de extensas praderas de algas, indicadores de la calidad ambiental del agua, resaltando por su porte increíble las laminarias. Para los interesados en el medio marino, existen paseos en navío desde Tarifa o Algeciras en los que se puede gozar de avistamientos de cetáceos.

El patrimonio cultural es otro reclamo más del Parque; de los abundantes restos arqueológicos, sobresale la vieja urbe romana de Baelo Claudia, entorno estratégico para la industria salazonera de la Bética. Además de esto, el legado arqueológico del Estrecho no se restringe a la superficie terrestre, sino el patrimonio submarino ocupa un esencial sitio, resultando atractiva la cantidad de restos de naufragios. Resalta también como foco de patrimonio inmueble el centro urbano de Tarifa, que cuenta con la categoría de Conjunto Histórico.